Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital

Ciberseguridad, data y simulaciones inmersivas: el frente de onda de las ingenierías digitales
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Ciberseguridad, data y simulaciones inmersivas: el frente de onda de las ingenierías digitales

En un futuro cercano hay una guerra. La población aún se mantiene informada de la evolución del conflicto fundamentalmente a través de los medios de comunicación de masas tradicionales (televisión, radio y prensa digital), pero desde hace ya varios años cada vez más gente elige las redes sociales como su principal fuente de información. Una de estas redes destaca sobre las demás: se trata del metaverso. Allí no sólo se discute, se debate y se difunden todo tipo de mensajes, sino que se están materializando iniciativas de recreación de las batallas, manifestaciones de protesta o adhesión, comercio de ítems virtuales relacionados con los bandos en conflicto, etc.

Este metaverso es aprovechado como una inmensa y muy valiosa fuente de datos por todo tipo de instituciones, desde gobiernos a entidades privadas. Estos datos, convenientemente analizados, proporcionan visiones muy fiables del impacto de la guerra en la ciudadanía. En algunas ocasiones los altos mandos de los países involucrados en el conflicto han utilizado la información así obtenida para reforzar sus protocolos y dispositivos de ciberseguridad, empleando técnicas de Inteligencia Artificial para predecir las amenazas antes de que estas lleguen a materializarse. La ciberseguridad está resultando ser uno de los elementos más decisivos en el devenir del conflicto, cobrando tanta importancia como las acciones bélicas sobre el terreno: es fundamental proteger las infraestructuras vitales de los ciberataques del enemigo, tan destructivos en el mundo actual como la caída de una bomba.

En un futuro cercano corren tiempos de paz. La población se mantiene informada sobre las últimas decisiones gubernamentales, la situación de la economía y los resultados deportivos fundamentalmente a través de los medios de comunicación de masas tradicionales (televisión, radio y prensa digital), pero desde hace ya varios años cada vez más gente elige las redes sociales como su principal fuente de información. Una de estas redes destaca sobre las demás: se trata del metaverso. Allí no sólo se discute, se debate y se difunde todo tipo de mensajes, sino que se están materializando iniciativas para promover determinados valores en la sociedad, eventos culturales, florecientes mercados de ítems virtuales relacionados o no con su contrapartida en el mundo físico, etc.

Dicho metaverso es aprovechado como inmensa, y muy valiosa, fuente de datos por todo tipo de instituciones, desde gobiernos a entidades privadas. Estos datos, convenientemente analizados, proporcionan visiones muy fiables del pulso de la sociedad y de tendencias comerciales. Esta vida cada vez más volcada en las redes digitales está llevando a un desarrollo sin precedentes de la ciberseguridad, apoyada por sistemas de Inteligencia Artificial: es fundamental proteger los activos digitales de empresas y personas, tan vitales como los activos físicos y tan vulnerables como éstos.

En el presente. Un día como otro cualquiera. Un gran número de expertos y analistas apuntan al metaverso (o quizá a los metaversos, en plural), como la evolución natural de Internet. Entretanto, millones de jugadores online pasan varias horas al día en mundos virtuales, y miles de científicos en todo el mundo emplean simulaciones gráficas para estudiar todo tipo de fenómenos físicos y sociales. Los datos fluyen por las redes en tasas cada vez mayores, mientras algoritmos más y más sofisticados los dotan de un significado que aporta un preciado valor a la actividad de empresas, administraciones y particulares. Estos datos mueven el mundo, dando soporte a decisiones comerciales, estratégicas, personales… En un día cualquiera, la actividad comercial online supera a aquella que tiene lugar en tiendas y centros comerciales físicos.

 

«Más inteligencia artificial, más computación gráfica, más ciberseguridad»

La banca, el control del espacio aéreo, la gestión de la vida pública y privada, etc, viajan por las redes y se alojan en servidores remotos. Las máquinas hablan entre ellas, estudian nuestros hábitos y tratan de ofrecernos servicios de valor añadido. Y, por supuesto, como el resto de ámbitos de la vida humana, el crimen también ha llegado a la esfera digital. Los datos son un recurso valioso y, por lo tanto, deseable (números de tarjetas de crédito, hábitos privados de consumo…), por lo que siempre habrá quien trate de hacerse con ellos por medios ilícitos. Por los canales de comunicación digitales circula información estratégica, vital para determinadas empresas, naciones e incluso bloques geopolíticos. No faltarán los que intenten acceder a dichas comunicaciones sin permiso. Los que ataquen las infraestructuras online de grandes corporaciones y de pequeños usuarios. Por eso, en un día como cualquier otro, la necesidad de dotarnos de expertos en ciberseguridad que fortifiquen nuestros bastiones digitales es cada vez mayor.

Poco importa el escenario futuro que propongamos, el presente impone su realidad: la rutina humana, en todos y cada uno de sus aspectos, desde los emocionales a los económicos, se está trasladando a la supuesta virtualidad de las redes digitales. Y esto significa más inteligencia artificial, más computación gráfica, más ciberseguridad. Hace poco menos de un siglo que aparecieron los primeros computadores digitales electromecánicos. El impacto de esa primera piedra en el lago de la evolución tecnológica del siglo XX generó una onda en expansión que nos ha traído hasta este mundo de redes sociales, metaversos, aprendizaje, máquina y guerras cibernéticas. Y la onda sigue su avance, sigue creciendo. Si pudiésemos situarnos frente a ella, verla aproximarse a toda velocidad hacia nosotros, en su frente podríamos distinguir con claridad a los tres jinetes que hoy en día la cabalgan, sirviéndole de arietes hacia el futuro presente: la ciberseguridad, los datos y las realidades virtuales inmersivas. De su mano los ingenieros digitales seguirán teniendo un papel protagonista en la construcción del mundo futuro.

Por José Jesús García Rueda, profesor del Grado en Ingeniería del Software de U-tad.

 

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