Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital

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Alex Rivas: es alumni de U-tad y a sus 23 años ha trabajado en Juego de Tronos

Hablamos con Alex Rivas, alumni del Grado en Animación de U-tad que actualmente trabaja en El Ranchito y se ha implicado recientemente en los efectos visuales de Juego de Tronos.

Desde muy joven fue un apasionado del arte visual. A Alex Rivas le encantaba la historia del arte, la historia de las civilizaciones, Egipto, Roma, Grecia, viajar para ver edificios emblemáticos, las artes plásticas y visuales. Le gustaba aprender del pasado para saber hacia dónde vamos. Creció viendo las grandes producciones de Disney, esos grandes largometrajes que calaron a varias generaciones, como Dumbo, El Jorobado de Notre Dame o Tarzán. La imagen real con El Señor de los Anillos o Star Wars también estuvo muy presente en su adolescencia.

En 2007 fue con su hermano a ver la película de Transformes y salió del cine completamente en shock. Le impactó ver robots gigantes pegándose e interactuando con los actores, piezas volando, explosiones por todas partes, edificios, aviones, helicópteros destrozados y en llamas. Se había creído todo lo que pasaba en pantalla al 100%. Cuando salió de ver esa película le dijo a su hermano: “yo quiero hacer eso”.

¿Por qué decidiste estudiar Animación?

Mi hermano, que es fotógrafo y había trabajado con softwares del tipo Photoshop, me animó a experimentar con algunos programas del estilo. Yo ya había tocado algo de After Effects, así que empecé a darle caña haciendo los típicos vídeos caseros con espadas láser, explosiones, disparando armas de broma, haciendo escenas de acción… Y también empecé a aprender 3D por mi cuenta con Autodesk 3D Studio Max.

Mientras tanto, la industria de los VFX iba creciendo. Yo empezaba a ver cosas en pantalla que, no es que fueran increíbles, es que iban más allá de este mundo. Yo quería que esto dejara de ser una afición para mí y sabía que las películas que estaba viendo no se hacían solas, que había gente trabajando en ellas… Y encontré U-tad. Me dije que había una puerta abierta y tenía que aprovechar. Sabía que tenía cuatro años para aprender mucho y poder entrar en la industria que me ha emocionado desde pequeño hasta día de hoy. Ahora, trabajando en ella, me sigue pareciendo magia. Aunque evoluciones hacia un campo concreto te das cuenta de que tienes una ventana abierta a muchas oportunidades. De ahí a elegir estudiar el Grado en Animación en U-tad.

 

¿Cuándo y por qué te nació la pasión por la composición y los VFX?

Yo quería ser quien metiera a esos robots en la escena, que pareciera que estaban ahí, luchando, y destruyendo esas ciudades. Me gustaba hacer cosas como borrar elementos de una escena, básicamente, modificar el mundo real. Aunque sea aparentemente simple, me encanta, porque no es perceptible. Lo que más me gusta es tocar elementos de la escena original, añadirlos, eliminarlos, modificarlos de alguna manera… y que tú como espectador no lo percibas. Es lo que llamamos ‘efectos invisibles’. Borrar una sombra. Que en una escena llueva y borres la lluvia, convertir el día en noche…. Esto muchas veces se trata de errores al rodar una toma, pero otras a veces son cosas que se deciden por mera composición de escena.

 

Trabajas en El Ranchito desde hace tres años y, entre otras producciones, has pasado por Juego de Tronos. ¿Cómo está siendo tu trabajo allí?

Llevo trabajando en ‘El Ranchito’ (empresa de efectos visuales) desde junio de 2016. Comencé entonces con alguna producción americana y española. Fui poco a poco adquiriendo planos de más complejidad, a base de trabajar mucho, de investigar por mí mismo y en momentos difíciles pidiendo ayuda y consejo a mis compañeros. Comencé haciendo prácticas y más adelante me llamaron para trabajar en algo más grande como era Juego de Tronos. Trabajaba jornada partida, sabía que iba a ser difícil, con días muy apretados entre los estudios y El Ranchito… pero merecía la pena trabajar en una producción como esa, aunque en ese momento yo no era muy consciente de la situación al trabajar en algo así.

Uno de los encargos que tuvo el estudio fue crear el enorme escenario del lago helado para el capítulo de ‘Más allá del muro’, y la verdad es que fue una de las secuencias más increíbles de la séptima temporada. Fue uno de los capítulos más impresionantes y, de hecho, se hizo con el Emmy a Mejores Efectos Visuales en la 70 edición de los premios de la Academy of Television Arts & Sciences. Tuvimos mucha complejidad en cuanto a composición y planos. Borrados, extensiones, cromas y añadidos de 3D. Fue una gran experiencia y me siento muy orgulloso de haber podido participar en ese capítulo. También trabajamos en la octava temporada de Juego de Tronos, aunque en este caso el capítulo fue algo más oscuro.

 

¿Cuál ha sido tu mayor desafío en esta producción?

Juego de Tronos lleva implícito un desafío en sí mismo. Sabes que te enfrentas a algo muy grande, tienes que ir poco a poco y cuidar hasta el más mínimo detalle. Tienes planos complicados que pueden llevarte semanas. A veces a lo largo de la producción te pueden cambiar aspectos, lo que puede dar una complejidad extra y tienes que saber solventar las cosas. Yo, con trabajo, fui progresando poco a poco.

Te das cuenta de que cuanto más complicado se hace, más agradecido visualmente es tu trabajo. A pesar de ello, sabes que vas a estar trabajando horas para algo que igual solo se va a ver unos segundos en pantalla. Es el caso de la última temporada, donde hemos visto planos muy rápidos y dinámicos, con poca luz, y que podían llevar media semana hacerlos, o más.

 

¿Qué ha significado para ti trabajar en Juego de Tronos?

Es una serie que siempre será recordada como una de las más grandes hechas, con una calidad increíble sin duda. Para mí, trabajar en ella ha sido un gran viaje, una travesía que todo el equipo de El Ranchito hemos tenido la oportunidad de hacer….

En la empresa ya éramos súper fans de la serie, y muchos nos levantábamos a las 6 de la mañana para ver el capítulo cuando salía e ir al trabajo directos…, en muchos casos para evitar los spoilers, porque allí todas las mañanas se comentaban los episodios.

Tal era la obsesión por ver como había quedado el trabajo, que yo muchas veces veía los capítulos, luego pausaba y volvía hacia atrás para ver los planos frame a frame.

No podemos decir que era una producción sin más. Nos ha marcado a todos, ha marcado a este estudio, ha creado una gran familia que se volcó en ese proyecto y que, bueno, ya terminó, pero para nosotros fue una gran aventura. Yo diría que ha sido una experiencia que va “más allá del muro” y que, más allá del currículum, quedará marcada en nuestras vidas.

 

¿Cuáles son tus aspiraciones a partir de ahora? ¿dónde te ves en el futuro?

La aspiración de un artista siempre es dar más. A cualquier artista le gustaría cumplir sus sueños del pasado. Aquel joven que sembró esa semilla viendo una producción como Transformes querrá ver ahí el culmen de su carrera y trabajar en Marvel y en las grandes producciones que hoy en día nos asombran. Llegar a trabajar en Transformes me encantaría. Y se cerraría un gran círculo, la verdad.

Hay que seguir avanzando en la industria, ir haciendo cosas cada vez más complicadas, crearse retos diarios y hacerte un porfolio potente… Pero, sobre todo, te tienes que sentir orgulloso de todo lo que hagas en todo momento.

Sin duda creo que hay que salir, dar una vuelta al mundo, aprender todo lo que puedas de todos los trabajos que hagas en todos los estudios en los que estés, ya sea en Londres, Montreal, Vancouver, Alemania… Enriquecerte, coger todo lo que puedas, crecer y volver a España.

Por otro lado, lo más interesante de este trabajo es haber creado relaciones y lazos en determinados sitios, porque con los equipos cuanto más unidos mejor se trabaja, aunque las producciones sean más pequeñas. Si estás haciendo lo que te gusta muchas veces no necesitas nada más. Para que no nos quede la espinita tenemos que seguir nuestros sueños y poder trabajar de ellos. Creo que salir de España siempre es una gran experiencia, pero también volver. A los pasos agigantados a los que va nuestro país es posible que, igual que Juego de Tronos ha llegado hasta aquí, lleguen otros grandes proyectos.

 

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