Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital

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10 cosas que no sabías de Madrid, Telefónica y su edificio en Gran Vía

90 años después de su construcción, el edificio de Telefónica en Gran Vía sigue en pie. En su interior – casi – todo ha evolucionado: la tecnología, los tiempos, las costumbres… y la manera de comunicarnos. Sus cimientos son testigos del pasado y promotores de lo que está por venir. Parte de su historia y de la compañía ha quedado registrada en ‘Gran Vía 28: 1929-2019’, libro que acaba de publicar Javier García Algarra, director académico del área de ingeniería de U-tad.

 

90 años son toda una vida. Hay pocas cosas que sobrevivan a ese tiempo y a sus cambios, a los vaivenes de la historia de un país y de sus ciudadanos, y al avance propio del día a día. Pero si hay algo que permanece, dentro del movimiento, es la arquitectura de las ciudades. Más o menos cuidados, más o menos en pie tras guerras, desastres, o desafortunadas decisiones, los esqueletos de nuestros edificios se convierten en algunos de los pocos testigos del ayer. Suponen, también, el pilar fundamental de lo que está por llegar.

El edificio de Gran Vía de Telefónica es un claro ejemplo de cómo todo puede evolucionar manteniendo los cimientos. Este mes es especial para esta compañía: su edificio de Gran Vía cumple 90 años. Para celebrarlo como se merece, Telefónica ha publicado un libro que cuenta la historia de este referente arquitectónico, que se ha hecho mayor al ritmo de la propia empresa.

 

 

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Javier García Algarra, director académico del área de ingeniería de U-tad y autor del libro ‘Gran Vía 28: 1929-2019’

 

JAVIER GARCÍA ALGARRA, PROFESOR DEL MES

El autor de ‘Gran Vía 28: 1929-2019’ es Javier García Algarra, director académico del área de ingeniería de U-tad, ingeniero de telecomunicación, y doctor en Historia del Arte. Durante un cuarto de siglo trabajó en Telefónica I+D, en proyectos nacionales e internacionales de estructura y operación de redes de telecomunicaciones. Algarra ha contado la historia de las telecomunicaciones que han marcado a todo un país. Pero, a diferencia de otras, esta historia no habla de pasado, sino de futuro.

Se trata de una historia que continúa escribiéndose con avance e innovación. Por eso la gran compañía se ha centrado en los últimos tiempos en incorporar nuevos perfiles – especialmente aquellos con conocimientos y capacidades analíticas – para todo lo que está por venir, como se explicó este 10 de diciembre en la sede de Fundación Telefónica, durante la presentación de este libro. Durante la misma participaron el autor del libro, así como Luis Solana (presidente de Telefónica), Enrique Blanco (Director Global de sistemas y Redes en Telefónica), María Jesús Almanzor (Consejera Delegada en Telefónica España), Marta Machicot (Chief People Officer en Telefónica) y Eduardo Navarro de Carvalho (Global Director for Comms, Brand, Public Affairs & Sustainability en Telefónica).

Los profesionales explicaron que cada vez se hace más necesaria la flexibilidad, la capacidad de adaptación y el trabajar de manera diferente en entornos abiertos, con ganas de seguir aprendiendo cada día.

Además, comentaron algunos de los avances que ha superado la teleco, así como objetivos a medio plazo. Entre ellos, que en 2024 se plantea ‘apagar’ el cobre para ser una compañía de fibra, así como liderar la conectividad. También busca que nuestro país tenga la mejor red de ultrabanda ancha del mundo, y liderar la revolución digital de empresas y pymes. Son conscientes de que, por supervivencia, más del 80 % de empresas van a tener que transformarse digitalmente para sobrevivir.

 

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Profesionales participantes en la presentación del libro en la sede de Fundación Telefónica

 

Lo más importante de la jornada fue asimilar que el edificio de Telefónica en Gran vía no es solo una ubicación: es sus servicios, es un ente vivo en el que importa el cuerpo, pero también el alma. Para saber más sobre ese equilibrio hemos hablado con Javier García Algarra, que nos ha contado algunos de los puntos clave de su libro, así como algunas curiosidades de la historia que liga Madrid, la Gran Vía, y la evolución de la telefonía en España.

 

  • Estados Unidos aterriza en Europa. Telefónica nace como una filial de ITT, una empresa estadounidense, y desembarca en España en 1924 con una manera de entender el negocio completamente desconocida en Europa. Los primeros equipos electromecánicos se instalan alrededor de 1930, y son sustituidos por equipos digitales – ahora obsoletos – en el 87. Con tanto cambio tecnológico lo único que resulta reconocible de 90 años hasta la actualidad es su característico edificio.

 

  • Un rascacielos americano en continente europeo. El edificio de Telefónica en Gran Vía fue el primer rascacielos de estilo americano que se construyó en Europa. En Estados Unidos AT&T, Inc. (American Telephone and Telegraph), una de las compañías privadas más grandes de todos los tiempos, construía rascacielos en las principales ciudades del país americano. Eran edificios que servían como central telefónica y que albergaban todos los equipos que permiten la comunicación. Se trataba de construcciones industriales, pero que tenían que localizarse en el centro de las ciudades, lo que contribuía a que mostraran un aspecto exterior parecido al de los edificios contiguos. Al ser un edificio tipo factoría o fábrica necesitaba tener una resistencia al suelo altísima, mucho mayor que la de un edifico normal.

 

  • El rascacielos de Gran Vía tiene varias funciones. Por una parte, es una central telefónica –su atributo principal-, donde van a estar los equipos que atenderán al centro de Madrid – en el caso del edificio de Gran Vía-. Después, sirve de anuncio. Es muy lujoso por fuera – adquirió esta apariencia para impresionar a los visitantes-, en él estaba la oficina principal de telefónica, y también en él se encontraba la oficina de atención al público, donde los ciudadanos ponían conferencias, pagaban recibos y hacían contrataciones… Además, el edifico está en la parte más alta de la Gran Vía histórica, por lo que se ve con facilidad desde muchos lugares. Fue la construcción más alta de Madrid hasta los años 50 aproximadamente. El autor la define como una atalaya desde la que puede verse todo.

 

  • Madrid, capital de la tecnología de comunicaciones de España. El desembarco de Telefónica en Madrid supuso un hito de carácter urbano importante, puesto que su edificio es uno de los más reconocidos de la ciudad. Además, Madrid se convierte en la capital de la tecnología de comunicaciones de España. A Telefónica le seguirán otras compañías – como la fábrica de estándar eléctrica o Ericsson-, lo que ha convertido a la capital en un lugar de atracción para empresas y talento del universo tecnológico y digital. Que en Madrid se concentre mucha industria digital tiene que ver con esa decisión de los años 20.

 

  • Una auténtica revolución contenida en Gran Vía. Como hemos explicado, en 90 años Telefónica está irreconocible. Antes de ella las primeras centrales eran electromecánicas y automáticas. Después, Telefónica desplegó una red completamente nueva y moderna. Con la llegada de la Guerra Civil y de la postguerra hay un periodo de 20 años de parón en inversiones y tecnología que no se reactiva hasta los años 50. A partir de ese momento se darán las primeras pruebas de telefonía móvil, empieza a utilizarse la electrónica con semiconductores, transistores, electrónica moderna, enlaces de microondas y otras tecnologías que se habían desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial.

Después, en la década de los años 60 y 70 hay una gran eclosión, una etapa desarrollista en España, en la que el PIB crece al 7% anual, pero las peticiones de teléfono crecen aún más. Es una etapa en la que se construyen muchas centrales, se instalan equipos, se hacen ampliaciones de capital, etc. Con la crisis del petróleo hay otro parón, pero la tecnología sigue evolucionando, empieza la transmisión de datos, las comunicaciones por satélite, y la llegada de internet a mediados de los 90, la televisión IP, el ADSL, la fibra óptica… hasta la actualidad.

 

  • Edificio, y mucho cable. Lo que más se ha conservado de Telefónica, además del edificio, ha sido el cable. Desde las casas hasta la central había cables de cobre, algo que se ha conservado hasta este siglo, aunque ya se está sustituyendo casi todo por fibra óptica, especialmente en las ciudades. Todavía quedan restos, sobre todo en pueblos, pero acabará desapareciendo. Aunque internamente el edificio se ha modernizado, aún hay partes que permanecen como al principio. Es el caso de la galería de cables. Llevar 80.000 cables a las casas no es nada trivial, por lo que se necesitan galerías subterráneas a través del sótano de la galería de cables, un lugar que permanece prácticamente igual que en sus inicios.

 

  • La ciudad de las chicas del cable. En España eran conocidas como ‘las telefonistas’. Telefónica contrató a muchísimas mujeres debido al gran número de clientes de la compañía. Cuando arrancó la compañía en el país había muy pocos teléfonos en todo el territorio, alrededor de 70.000, de los que la central de Gran Vía atendía a alrededor de 40.000. Las telefonistas recibían formación para saber tratar con el cliente, tenían que ser muy amables y pacientes… Su profesión se convirtió en una de las más modernas de la época, así como de las pocas que las mujeres podían ejercer (después de la de maestras o empleadas de fábricas). En Estados Unidos se había probado ya con hombres, pero se determinó que eran las mujeres las que más valían para el puesto. Su trabajo se mantiene casi desde el principio hasta los años 80.

 

  • Pioneros en transmisión de datos. La tecnología cambia muy rápido, por lo que ser innovadores se convierte en casi una necesidad. Una de las principales innovaciones de las telecomunicaciones en España fue la Red Especial de Transmisión de Datos, la primera del mundo. Fue desarrollada a mediados de los años 70 y servía para conectar las oficinas bancarias, los cajeros automáticos, etc.

 

  • InfoVía: la conexión a internet. A mediados de los años 90 se produce la explosión del acceso a internet desde los domicilios. Hasta entonces quien tenía ordenador y un módem tenía que llamar con ese módem a un número de teléfono, lo que suponía pagar el coste de la llamada, así como al proveedor de acceso a internet. Con InfoVía se consiguió que, marcando un número especial – el 055 – desde cualquier lugar de España, con una tarifa reducida, fuera posible conectarse a internet con la velocidad de la época (que era muy baja). Con el cambio de siglo el gran proyecto fue la televisión IP y Movistar TV, que antes era Imagenio. Esto lo permite el desarrollo del ADSL. A través de un cable telefónico no se podía transmitir televisión porque no tenía suficiente ancho de banda, así que se inventa el ADSL y ya se tiene velocidad suficiente para empezar a mandar con el cable telefónico señal de vídeo, con una claridad al principio reducida, pero que luego va mejorando. Desde hace diez años esto es lo que ha empezado a ser reemplazado por la fibra óptica.

 

  • El (casi) comienzo de las relaciones públicas. De los orígenes del edificio de Gran Vía hay muchos recuerdos gráficos. Las fotos que se conservan, incluso de las primeras décadas, son muy buenas. Entre las prácticas que vinieron desde Estados Unidos con la compañía estaba la de relaciones públicas y publicidad. Se hacían fotos de obras y de actos representativos y se proporcionan después a los periódicos, junto con información que, la mayor parte de las veces, se publicaba con apenas cambios.

 

JAVIER GARCÍA ALGARRA: Es ingeniero de telecomunicación, doctor en Física de los Sistemas Complejos y doctor en Historia del Arte por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (premio extraordinario) con la tesis «De Gran Vía al Distrito C; El patrimonio arquitectónico de Telefónica». Durante un cuarto de siglo trabajó en Telefónica I+D, en proyectos nacionales e internacionales de estructura y operación de redes de telecomunicaciones. Actualmente es el director académico del área de Ingeniería en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital U-tad.

 


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